El cuerpo humano está profundamente ligado a la identidad, evidentemente, ya que podemos decir que nuestro cuerpo es lo que sabemos que somos, lo que podemos sentir como nuestro, y la verdadera frontera de nosotros mismos, que nos separa del mundo exterior. Si aceptamos la identidad como la consecuencia de un conflicto entre la realidad y el deseo, es normal que intentemos modificar nuestro cuerpo de acuerdo con ese conflicto para que sea imagen de nuestra identidad personal.
Con el paso del tiempo las posibilidades infinitas de la modificación del cuerpo se hacen visibles, y de las pinturas tribales, pasando por pendientes, peinados y tatuajes, hemos llegado a la transformación quirúrgica, la posibilidad de cambiar todo aquello que no es vital para la supervivencia, desde la supresión de costillas a la implantación de nuevos miembros o la transformación facial.
La artista francesa Orlan (foto superior) es una pionera en este sentido, convirtiendo su propio cuerpo en el lienzo de su arte, cambiando el pincel por el bisturí y rompiendo los límites de la metamorfosis.
Video: Orlan grabando su propia operación de estética (AVISO: puede herir sensibilidades)
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